sábado, 27 de julio de 2013

Online

Resulta que mi estimada amiga Dunya siempre me anda molestando porque "compro muchos juegos y no los juego". Puede que sea verdad: la falta de tiempo por el trabajo, estudio, tiempo de transporte y otras obligaciones es un gran factor.

Pero ese no es el tema de este post o mi gran querido e imaginario lector.

Hace unos días, Dunya me molestaba por twitter con lo mismo, a lo que le respondí que en el PSP no me puedo conectar a 'Raptr' dando a entender que, aunque no he jugado en mis consolas, lo he hecho en una portátil.

Pero, ¿"Raptr"? Se preguntará usted. Verá, Raptr es una red social de videojugadores donde se lleva un registro de la actividad: horas de juego, logros y además, le avisa a tus amigos cuando empezaste a jugar, tal vez para que te unas a la partida.

Posteriormente, el über estimado Bobbynas comentó que es posible conectarse a Raptr desde el PSP y que si voy en el transporte, me conecte vía mi celular a la red de redes lo cual me lleva al tema principal de éste post:

¿Es necesario compartir todo lo que hacemos hoy en día?

Según leí en ésta página, los mexicanos pasamos más de siete horas al día en redes sociales, tal vez sean más, tal vez sean menos, pero, ¿de dónde viene esa necesidad de informar todo lo que estamos haciendo en un momento dado? Tal vez sea falta de cariño, nuestros papás no nos abrazaron lo suficiente, no lo sé.

El colmo para mi se empezó a dar cuando se ponía que es lo que se estaba comiendo en ese momento y después, lo acompañaban de una foto (mal) tomada:

"Vean los taquitos de pastor con cilantro, cebolla, piña y salsa roja, acompañado de una lulú roja que me voy a merendar"

¿Qué responder a algo así: "felicidades", "qué te aproveche", "¡qué envidia!" ?


¿Es necesario que mis amigos sepan que empecé a jugar, para que no les moleste el hecho de que tengo muchos juegos y los uso poco?

¿Debo informar más seguido que voy al baño para que mi 'followers' no piensen que tengo estreñimiento?

¿Es importante hacer el 'chek-in' en el antro de moda para que vean que soy un chavo de onda reventado y no un ratón de computadora?

O tal vez yo soy solo un viejito amargado que a veces no entiende a la chaviza.

Decida usted, imaginario y querido lector.

lunes, 8 de julio de 2013

...antes llamado Disco

En ésta segunda y última entrega (la primera la encuentran aquí), queridos e imaginarios lectores, les hablaré del último concierto de Café Tacvba al que asistí, parte de su gira: "El Objeto"

Han de saber que al principio no pensaba ir, ni siquiera había escuchado el nuevo disco completo. De hecho, no compré boletos para las primera fechas, pero mi chica y mi buen amigo me cuestionaron el por que no iríamos. Así que cuando anunciaron que abrirían nuevas fechas, ni tardo ni perezoso, compré mis respectivos boletos.

Debo admitir que se mi hicieron algo caros (Casi $1000.00 mxn cada uno) pero mi opinión cambió cuando entré al recinto donde sería el concierto: un lugar muy pequeño, muy intimo, justo como ellos querían, que, por más atrás que estuvieras, aún así los tenía muy cerca. Ellos al centro del lugar, rodeados por toda la banda que se juntó para verlos.

Como ya les he comentado, he visto a los Tacvbos en ya varías ocasiones y siempre me he divertido: nada como bailar y cantar "Las Flores" junto con mi chica. Ésta ocasión no fue la excepción.


1. Pájaros7. Arboles Frutales13. Esperando19. Agua25. Volcán
2. El Aparato8. Seguir Siendo14. Lento20. Espuma26. Aprovechate
3. El Ave9. Tengo Todo15. Canto Lakota21. Olita de Altamar27. Eres
4. Andamios10. 216. Zopilotes22. Yo Busco28. Las Flores
5. Debajo del Mar/Ixtepec11. Trópico de Cáncer17. Pez23. Cierto o Falso29. Chilanga Banda
6. El Río12. Espuma18. Verde24. Tan Mal30. El Baile y el Salón


Treinta canciones, las últimas cinco de encore, fueron las que los Tacvbos nos regalaron esa noche.

Rubén inició el concierto, dedicando la canción a aquellos seres queridos que ya caminan en las estrellas: desde ahí empezaba lo emotivo del concierto.

El  lugar se prestaba para que todo fuera más relajado, no hubo "La Ingrata" ni "Alarmala de Tos" pero si hubo, "El Ave" una de mis canciones favoritas, que canté como nunca. Cantaron canciones que casi nunca o nunca habían tocado.

Rubén mencionó lo feliz que era, al hacer lo que le gusta: "Escribir canciones para que ustedes las canten" y deseó que pronto hiciéramos lo que nos apasiona y dejemos de trabajar encerrados en una oficina. Eso me llegó: ¿hasta cuando voy a dejar de trabajar en un cubículo para hacer lo que realmente me apasiona?


El concierto siguió, todos cantando, todos bailando, no cabe duda que éstos señores ya son todos unos maestros.

Puedo decir, sin temor a equivocarme, que ha sido uno de los tres mejores conciertos a los que he asistido: las canciones, el momento, mi chica, mis amigos...


Con cada disco, me descubro un poco más, es interesante ver como han ido creciendo, y es emocionante saber que he crecido con ellos.

Espero gustoso el siguiente concierto. ¡¿Cómo no?!



El Objeto...

En ésta primera de dos entregas, queridos e imaginarios lectores, les platicaré la historia de como es que le entré al Café Tacvba de Satélite.

La primera vez que los escuché fue en casa de una prima en Puebla allá por el año de 1996. Recuerdo bien la canción: "Chilanga banda". No entendí la mitad de la canción, pero llamó mucho mi atención.

Después de eso, a lo largo de los años, y gracias a los canales musicales (yo no era mucho de radio), escuché más canciones como: "La Ingrata" y "Como te extraño mi amor". El Avalancha de Éxitos fue el primer disco que recuerdo que me gustó mucho de ellos y lo escuchaba de pe a pa.

Nunca fui de ir a toquines, tocadas o como usted guste llamarles querido lector, por lo que nunca me tocó ver en vivo a los tacubos en los 90. Eso si, ya eran bastante de mi agrado.

Hace ya unos 5 años aproximadamente, lanzaron su disco "SiNo" y lo empezaron a promocionar con algunos conciertos. Ya con más posibilidades económicas tuve la oportunidad de ir a verlos al Bulldog Café. En esa ocasión invité a mi novia y pensaba que sería una velada agradable. Para mi infortunio, el lugar estaba peligrosamente lleno, no podíamos movernos y respirar se tornaba difícil. Aunque me gustó el espectáculo, mi chica (que tuvo que ser sacada de la multitud a una área con más aire) me dijo que jamás quería volver a ir a un concierto de Café Tacvba.

Afortunadamente, mi chica cambió de parecer y así es como, después de haber escuchado el SiNo más a detalle, fuimos a verlos al Palacio de los Deportes. ¡Nos la pasamos genial! Ya para ese entonces, podía asegurar que Café Tacvba era mi banda favorita mexicana y de "rock en español". (El sencillo "Volver a Comenzar" me pegó fuertemente debido a todas las experiencias y cambios que estaba teniendo en esos años)

Empecé a escuchar con más calma sus discos, y pude notar su evolución.

Los volví a ver en el Foro Sol un par de ocasiones más, en el campo central Hipodromo de las américas, incluso, en un viaje de negocios que hice a Houston, Texas, los pude ver ya que se presentaron en "The House of Blues", lugar muy acogedor.



Definitivamente, el Café Tacvba sabe como hacerle para que le metamos al taconazo como se debe.

Recientemente, lanzaron su álbum "El objeto antes llamado disco", que pretende acercarse más a su audiencia y es por eso que en ésta ocasión, no grabaron el álbum en un estudio, sino en diferentes sesiones en varios países.

Así es como llegamos al concierto del cual quiero hablarles, el cual pertenece a la gira "El Objeto"

Pero será en otra ocasión, porque los veo cansados y no queremos agotamientos en éste lugar.

lunes, 1 de julio de 2013

32

"Pues aquí estoy. Treinta y dos años recién cumplidos.
Recuerdo hace un año que prometí volver a escribir en éste su blog favorito..."

Así empezaba éste post, que iba a escribir cuando recién cumplí los treinta y dos años y lo dejé porque no se  me ocurría que escribir, incluso creo que el título no era ese.

Llevo casi dos años en una especie de crisis, donde el modelo "Estudia-trabaja-cásate-tencasa-tenhijos-tenperro" que presenta la zoociedad de repente no me llama la atención.

Es como si hubiera algo más allá afuera, algo más que el dinero y el tener el carro del año, pero no sé qué.

O tal vez lo sé, pero no he querido aventurarme a descubrirlo.

Como sea, aquí estoy, treinta y dos años, tres meses y cinco días, tratando de definir el camino, tratando de encontrar aquello que me llama, desde hace ya bastante tiempo.